A veces me quedo bloqueada. En esos momentos no sé si mi cabeza es una olla express o simplemente está vacía, hueca y por eso no soy capaz de arrancar. Siempre es en un cruce de posibilidades, cuando podría ir a entrenar (quiero, y además debería y además lo agradeceré después), o ponerme a merendar (quiero y lo temo y sé lo que viene detrás) o irme al concierto con mi novio, que se va enseguida (quiero, y la vida de verdad es eso)... O esto o lo otro. Y ni una ni otra: me quedo parada como un muñeco sin cuerda repasando las alternativas a toda pastilla -te quedan 10 minutos para decidir, te quedan 5, al final va a tener que ser el atracón, joder, si es que lo estás deseando, cómo se te ve el plumero-. Cuantas veces me he quedado parada hasta que ya no había más que el atracón. En realidad había muchas más, pero a quien le importaban, estando la posibilidad del atracón solitario delante...
Durante el bloqueo no me quedo quieta todo el rato. Puedo estar quieta varios minutos pero a veces hago amagos de arrancar: cojo la bolsa de deporte, meto algo dentro y la vuelvo a dejar en el suelo y voy hasta la nevera, abro la puerta, la cierro, y me quedo mirando por la ventana, o picoteando un poco de pan...
En ese momento debería coger mi cabeza y meterla en un chorro de agua fría. Como se hace con la olla para bajar la presión. Pero como a la olla, a mí tampoco se me ocurre hacerlo por mí misma.
Poco a poco, hace ya muchos meses que en el cruce de posibilidades, cuando me quedo parada como un muñeco sin cuerda, en mi olla express ya no bulle la posibilidad del atracón. Puede ser ir a nadar o quedarme en casa viendo la tele, haciendo bici estática, leyendo en el sofá o haciendo el vago, incluso merendar algo antes, pero al menos no está en el menú el atracón. Hay una gran diferencia y de hecho los bloqueos son más breves y menos intensos. Y están mucho más espaciados. Tal vez la olla forma parte del proceso de la bulimia y con el tiempo desaparezca del todo. Qué parte soy yo y qué parte se irá sólo lo sabré con el tiempo. Con el tiempo todos somos otras personas. ¿Se me irá la olla?
Durante el bloqueo no me quedo quieta todo el rato. Puedo estar quieta varios minutos pero a veces hago amagos de arrancar: cojo la bolsa de deporte, meto algo dentro y la vuelvo a dejar en el suelo y voy hasta la nevera, abro la puerta, la cierro, y me quedo mirando por la ventana, o picoteando un poco de pan...
En ese momento debería coger mi cabeza y meterla en un chorro de agua fría. Como se hace con la olla para bajar la presión. Pero como a la olla, a mí tampoco se me ocurre hacerlo por mí misma.
Poco a poco, hace ya muchos meses que en el cruce de posibilidades, cuando me quedo parada como un muñeco sin cuerda, en mi olla express ya no bulle la posibilidad del atracón. Puede ser ir a nadar o quedarme en casa viendo la tele, haciendo bici estática, leyendo en el sofá o haciendo el vago, incluso merendar algo antes, pero al menos no está en el menú el atracón. Hay una gran diferencia y de hecho los bloqueos son más breves y menos intensos. Y están mucho más espaciados. Tal vez la olla forma parte del proceso de la bulimia y con el tiempo desaparezca del todo. Qué parte soy yo y qué parte se irá sólo lo sabré con el tiempo. Con el tiempo todos somos otras personas. ¿Se me irá la olla?
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